23 de abril de 2011

filosofía mundana (rencuentro con Ágatha)

Querido sábado,

Desde el 9 de marzo que no entraba aquí y parece que me haya pasado medio año.

Un resumen rápido y general de lo que ha venido siendo estos casi dos meses: Lukas volvió a su país y no he vuelto a saber nada, he dejado las clases de karate con Yago (sí, aunque no lo mencionara seguía) porque creo que no estamos hechos para estar juntos y él pensaba que sí, mi abuela cayó por las escaleras de casa de mi madre y lleva el brazo en cabestrillo, la pequeña Amaya cogió una pulmonía o no sé qué un día que la vecina me la dejó en casa y para acabar, ayer fuimos a cenar a casa de mi hermana porque celebraba su cumpleaños.

Éramos unos cuantos amigos suyos, mi hermana pequeña, ellos cuatro, Al y yo. Fuimos un poco antes de la cena para que Al pudiese jugar con Pol (y no al revés) y ayudar a montar un poco todo.
Nunca he contado esto pero resulta que Pedro, el marido de Lua, y Al no se acaban de caer muy bien uno al otro. Creo que desde el primer día que se conocieron, hace bastantes años, se pusieron la cruz uno al otro. Pedro dice que Al es un "chulo de mierda que se cree mejor por tener una carrera y una tontería de máster" y Al dice que Pedro es un "analfabeto". El caso es que cuando nació Pol las cosas se calmaron bastante y ahora, simplemente se soportan.

No nos fuimos muy tarde porque Al hoy se iba otra vez de viaje, esta vez con Ádam, el viajero insaciable. A estas horas ya deben de estar llegando a Kuala Lumpur. Como cada vez que se va Ádam, Ágatha se viene a dormir. Hacía meses que no venía y que apenas hablábamos. Me ha gustado pasar toda la tarde con ella, contarle mi vida, escuchar sus meticulosas palabras y ver sus ojos cuando habla de Ádam y su futuro. Ahora mismo está por la cocina haciendo alguna cosa para cenar bastante mejor que lo que me hago yo cada día. Luego comeremos palomitas, miraremos alguna película de Hugh Grant, lloraremos como dos adolescentes y nos meteremos en la cama sabiendo que no vamos a dormir, nos estaremos hasta entrada la madrugada hablando del pasado, del presente, de lo que queremos que pase y no pasará nunca, de las aventuras que tendríamos si Hugh nos viniera a buscar, de los que echamos de menos y de los que hemos defraudado eligiendo este modo tan nuestro de vivir. Que no son pocos.